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sábado, 27 de julio de 2013
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Falleció Fernando Alonso, leyenda de la danza mundial


Fernando Alonso, el padre del ballet cubano falleció esta tarde, a las 3 p.m. en el Hospital Cardiovascular de La Habana a los 98 años.

Su cadáver será expuesto en el Lobby de la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba a partir de las 9p.m. de esta noche. El sepelio será el domingo a las 3 p.m. en el Cementerio de Colón.

"El ballet cubano no lo hizo Alicia, ni Fernando, ni Alberto, lo hizo el pueblo cubano, es la forma de bailar de los cubanos", Fernando Alonso.

Fernando Alonso, uno de los bailarines cubanos más importantes del mundo y toda una leyenda de la danza clásica, nació el 27 de diciembre de 1914 en La Habana. Su padre, Matías Alonso, era contador; la madre, Laura Rayneri, una importante concertista que dormía a sus hijos tocándoles el piano. Ambos imaginaron una carrera diferente para Fernando Alonso, que llegó a recibir clases de violín, pero “la inteligencia se me fue para los pies. Y eso fue lo mejor que me pasó”

Su llegada al mundo de la danza, él mismo la explica así: “Regresaba de estudiar en el exterior cuando vi a mi hermano Alberto en la Sociedad Pro Arte Musical, donde tomaba clases. Bailaba Coppelia con Alicia Alonso, por entonces Alicia Martínez del Hoyo. Era tan elegante y varonil que pensé: “Me encantaría bailar eso”. Alberto había sido contratado por el Ballet Ruso de Montecarlo y salió para París, y de allí a Cannes, a sumarse a la compañía. La idea de bailar y además viajar, conocer el mundo, me pareció formidable. También me gustaba mucho el ejercicio y me di cuenta de que el ballet combinaba lo musical con la fuerza física. El entrenamiento que tenía me facilitó aprender a bailar.

Fernando Alonso explica así su descubrimiento de Alicia: “Había notado su forma de bailar muy peculiar. Tenía por naturaleza el turn out (virado hacia afuera) que es muy raro y propicia una línea muy linda en las piernas. Sus pasos lucían extraordinarios. Yo veía a otras bailarinas, norteamericanas, europeas, y no eran como ella. Había en Alicia una sensualidad, un endulzar la música, y me di cuenta de que esa debía ser la cualidad de las bailarinas cubanas. En las clases de ballet nos pasábamos mucho tiempo conversando sobre lo que íbamos a hacer. Cuando empecé mi carrera como bailarín en Nueva York, como nos habíamos prometido casarnos, le arreglé el viaje. Pero estaba embarazada y llegó a la ciudad con su barriguita y sus piernas viradas hacia afuera, y así andaba por todas partes hasta que nació la niña... Lo demás es historia”-

Sobre el nacimiento de la Escuela Cubana de Ballet explica: “Primero hicimos la compañía, con muchos bailarines extranjeros que se iban al concluir los contratos. Decidimos fundar una escuela donde los cubanos pudieran aprender el estilo, esencialmente el de Alicia, a quien llamaban el milagro. Debíamos tener muchos milagros, bailarinas de la escuela cubana, pero con sus propias características, algo que logramos con Aurora Bosch, Mirta Plá, Josefina Méndez y Loipa Araújo.

Después de dejar el Ballet Nacional de Cuba se fue al de Camagüey, así explica Fernando el por qué: “Cuando Alicia y yo nos separamos, entendimos que en la compañía chocaríamos mucho, pues yo era el director general y ella la directora artística, pero yo impartía clases, incluso a ella. En ese momento, el gobierno me pidió que dirigiera las escuelas de ballet, una actividad que de hecho ya hacía, y después, que ayudara al Ballet de Camagüey, que se encontraba en un momento crítico, a reencontrar su camino. Lo hicimos, y es un trabajo que no se debe perder. Yo estaba enamorado de otra bailarina muy talentosa de la compañía y luego me enamoré y me casé con una camagüeyana, y en esta provincia tengo mi otra familia, una extensión de mí. Estoy dividido entre La Habana y Camagüey”.

Fernando Alonso se inició en el mundo de la danza en 1936, como alumno de la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, y continuó su formación técnica y artística en los Estados Unidos de América a partir de 1937 bajo la guía de eminentes profesores, entre ellos el italiano Enrico Zanfretta y los rusos Alexandra Fedorova, Anatole Vilzak, Fierre Vladimirov y León Fokín.

En 1938 integró los elencos del Ballet Mordkin y de varias comedias musicales llevadas a la escena de Broadway. En 1939 formó parte del American Ballet Caravan y un año más tarde se unió a las filas del recién fundado Ballet Theatre de Nueva York, donde alcanzó el rango de solista y se mantuvo hasta 1948, fecha en que junto a Alicia Alonso y Alberto Alonso, se dio a la tarea histórica de fundar el hoy Ballet Nacional de Cuba, cuya dirección general asumió durante veintisiete años.

En 1950, luego de limitar su carrera como bailarín para dedicarse básicamente al trabajo de dirección en la Compañía y la Academia de Ballet Alicia Alonso, fundada ese mismo año, Fernando Alonso dio comienzo a su labor más trascendente: pedagogo de la danza. En la Academia, institución encargada de formar las primeras generaciones de bailarines cubanos profesionales, iniciaría junto a Alicia un serio trabajo de investigación encaminado a lograr un método de enseñanza propio que con el paso de los años ha culminado en la escuela cubana de ballet, hoy mundialmente reconocida.

En el difícil período que media entre 1948 y 1956 Fernando Alonso supo enfrentar la apatía oficial y las incomprensiones de los gobiernos que padeció Cuba, que negaban el más elemental apoyo a empeños culturales de la magnitud del ballet cubano. En profética y valiente Ponencia, enviada al Congreso Continental de la Cultura, celebrado en Santiago de Chile en 1953, y que fuera leída por el poeta Nicolás Guillen, afirmaba: "El ballet empieza a enraizar en el pueblo, a extraer las esencias autónomas de las distintas nacionalidades, a matizarse de nuevos colores, a vigorizarse con nuevas corrientes y a ayudar al hombre medio y al hombre de abajo en su superación artística e intelectual. Ya el ballet no será nunca más arte de reyes o potentados sino arte de pueblo y para el pueblo, tal como lo exigen los nuevos tiempos. Por ello hemos de trabajar".

El advenimiento de la Revolución en 1959 proporcionó al maestro Alonso infinitas posibilidades de realización profesional como director general del Ballet Nacional de Cuba (1959-1975), de la Escuela Nacional de Ballet (1962-1967) y del Ballet de Camagüey (1975-1992), instituciones en las que desplegó un sostenido y valioso trabajo creador. A partir de 1992 ha cumplimentado también un extenso período de colaboración con el movimiento danzario internacional, que incluye la dirección de la Compañía Nacional de Danza de México (1992-94) y del Ballet de Monterrey (a partir de 1995), y desde ese propio año las tareas de Asesor Académico del Área de Danza Clásica y Director del Taller de la Facultad de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). En México ha brindado asesoría también a la Universidad de Celaya, en Guanajuato; y la Universidad Autónoma de Coahuila, en Saltillo. Ha sido, además, miembro del Jurado del Concurso Internacional de Ballet de Nueva York (1996); Presidente de Honor del Concurso Internacional de Academias para la Enseñanza del Ballet y Jurado del Concurso Internacional de Ballet Alicia Alonso, en La Habana, desde 1997, y del Concurso Internacional de Arte de Cali, Colombia (1998).

Fuente: CUBASI

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