La preocupación es lógica, aunque sea un tope bilateral. Tres
derrotas consecutivas en estos enfrentamientos no ocurría desde 1995,
cuando nos propinaron cuatro en línea.
La preocupación es lógica, aunque sea un tope bilateral. Tres derrotas consecutivas en estos enfrentamientos no ocurría desde 1995, cuando nos propinaron cuatro en línea, frente al equipo de lujo: Kindelán, Pacheco, Linares y compañía. ¿Qué está sucediendo ahora? ¿Es tan buena la selección norteña como parece? ¿Por qué ha decaído tanto nuestra ofensiva?
Sin bolas mágicas, la realidad aplasta. Es el equipo cubano de más
bajo promedio de bateo en los últimos torneos internacionales (158), con
apenas 16 indiscutibles (solo un extrabase) y 33 ponches. Sin embargo,
los números de nuestros rivales son peores (151-14-35) y nos han vencido
tres veces basados en un pitcheo endemoniado (0.30 pcl) y oportunas
conexiones en la hora cero.
Los doce lanzadores norteños han mostrado velocidad superior a las 93 millas —llegó a 98 Brandon Finnegan—
y eso ha mareado a casi todos nuestros bateadores (incluidos los cuatro
que estuvieron en el Clásico: Yulieski Gourriel, Yasmani Tomás, José
Miguel Fernández y Erisbel Arruebarruena), pues no nos enfrentamos casi
nunca a esa calidad.A eso debemos sumar que de los tres errores cometidos, dos costaron par de derrotas (el del receptor Lázaro Herrera y el del camarero José Miguel Fernández), en tanto no pudimos anotar tres veces bajo la Regla Schiller, algo casi imposible de creer, pero cierto, y que puede inscribirse como récord para justas de este tipo.
Una vez más se confirma que las oportunidades se dan para aprovecharlas y a este tipo de confrontación no se puede venir por estímulo. Tenemos un grupo de jóvenes peloteros talentosos y con perspectivas de llegar al próximo Clásico (algunos vinieron, otros quedaron en Cuba), pero habrá que darle más fogueo de este tipo porque el béisbol moderno depende cada vez más de aprovechar las pocas libertades que dejan los grandes serpentineros.
La selección universitaria estadounidense tiene ya cinco jugadores contratados para el béisbol profesional —según nos comentó Paul Seiler, titular de USA Baseball—,
de ellos tres lanzadores (Carlos Rodon, Luke Weaver y Finnegan), pero
la cifra pudiera aumentar al concluir este tope, por lo que estamos en
presencia de una escuadra con pitcheo excepcional, que apenas ha
permitido conectar nueve fly a los jardines en tres juegos, ha otorgado
cinco boletos y en el tercer choque no dejó que ningún antillano
alcanzara la segunda base.
Haber perdido el tercer tope en la historia cuando aún restan par de desafíos no complace a nadie, aunque justo es decirlo, la faena de nuestros lanzadores ha sido muy buena (0.60 pcl), y el holguinero Yunior Paumier es el más destacado con el madero al compilar 272 (11-3). Queda solo por ver si en Carolina del Norte (lunes y martes), nuestra selección podrá cambiar algo esta historia.
Haber perdido el tercer tope en la historia cuando aún restan par de desafíos no complace a nadie, aunque justo es decirlo, la faena de nuestros lanzadores ha sido muy buena (0.60 pcl), y el holguinero Yunior Paumier es el más destacado con el madero al compilar 272 (11-3). Queda solo por ver si en Carolina del Norte (lunes y martes), nuestra selección podrá cambiar algo esta historia.
Fuente: CUBASI
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